lunes, 19 de octubre de 2009

Espina Bifida y Estimulación Temprana



La espina bífida, un defecto del tubo neural que se caracteriza porque uno o varios arcos vertebrales posteriores no se han fusionado bien, de manera que la médula espinal queda en ese lugar sin protección ósea y el contenido del canal neural sale al exterior, es la más importante malformación congénita compatible con la vida.
Aunque existen factores genéticos que predisponen a la aparición de defectos del tubo neural, en el 95 por ciento de los casos la espina bífida (EB) se presenta en familias sin antecedentes previos.
Las secuelas que puedan quedar en el niño dependen de en qué punto se localiza la espina bífida: cuanto más alta en relación con la espalda y más cerca de la cabeza se halla, más graves son sus efectos.
Las principales secuelas son la pérdida o disminución de la sensibilidad (tacto, el dolor, la presión, el frío o el calor en las zonas relacionadas con los nervios afectados por la lesión).
Otras secuelas son la debilidad muscular (desde una debilidad leve hasta la parálisis, la alteración de los músculos de la vejiga y esfínteres (causa incontinencia urinaria y fecal) y la hidrocefalia (aumento del tamaño de la cabeza a causa de una acumulación de líquido cefalorraquídeo).

En primer lugar hemos de aceptar al niño tal y como es, con sus limitaciones y con sus posibilidades (que son más de las que en un principio pensamos). En el seno de la familia es donde el niño va a pasar los primeros años de su vida y por lo tanto donde va a formar su personalidad.
Así, la Estimulación temprana durante los primeros años de vida se convertirá en una herramienta fundamental para ayudar al niño no solo en su desarrollo sino también favoreciendo el vinculo madre-hijo. El objetivo en cuanto a la Estimulación Temprana es el de recuperar este lazo y lograr una integración no sólo madre-bebé, sino trabajar sobre la integración de la familia y su vinculación con la discapacidad.

Se debe ser consciente que un niño con esta problemática va a tener un mayor número de frustraciones que cualquier otro, debido a sus propias limitaciones. Dependerá mucho de la actitud que haya tenido su entorno el que supere estas situaciones de una forma lo menos traumática posible.
Es fundamental que la familia mantenga una actitud valiente y optimista; que pueda trasmitirla al niño, dándole una vida mejor y en contrapartida él dará muchas y grandes satisfacciones.

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